Perkin Warbeck (I): pretendiente al trono inglés y pesadilla de Enrique VII
La figura de Perkin Warbeck sigue envuelta en el misterio más de quinientos años después de su breve, pero intensa, aparición en la Europa de finales del siglo XV. Fue un pretendiente al trono inglés apoyado por parte de la realeza europea que afirmaba ser Ricardo, duque de York, uno de los conocidos como Príncipes de la Torre . Estos príncipes, hijos del rey Eduardo IV, fueron instalados en la Torre de Londres por su tío Ricardo III en 1483 y desaparecieron de la Historia sin pruebas fehacientes sobre lo que había ocurrido con ellos, aunque tradicionalmente se ha considerado a su tío responsable de su muerte y desaparición. Para tratar de desentrañar la madeja que rodea a la figura de Perkin Warbeck empezaremos esta serie de dos entradas con la narración de los hechos históricos que conocemos. La segunda entrada estará dedicada a las diferentes teorías sobre si Warbeck era quien decía ser (lo que implica tratar la cuestión de la supervivencia de los príncipes de la Torre de Londres) o si fue simplemente un impostor, un instrumento en manos de reinos rivales de Inglaterra con afán de perjudicar a Enrique VII.
Perkin Warbeck apareció por primera vez en Cork (Irlanda) en el otoño de 1491. Llamó la atención de los locales por los lujosos vestidos que portaba, por sus nobles modales y , muy especialmente, porque pronto se empezó a rumorear que guardaba mucha semejanza con algunos miembros de la casa de York, una rama de la dinastía Plantagenet a la que pertenecían los reyes Eduardo IVy Ricardo III. La casa de York había perdido el trono de Inglaterra por el que había luchado en la guerra de las Rosas en 1485 cuando Ricardo III fue derrotado y muerto en la batalla de Bosworth por las tropas de Enrique VII, el primer Tudor.
[caption id="attachment_9371" align="alignleft" width="185"]Ricardo Plantagenet, duque de York, padre de Eduardo IV y Ricardo III y abuelo de los príncipes de la Torre.[/caption]
La casa de York había estado muy vinculada a Irlanda desde que el padre de Eduardo IV y Ricardo III, Ricardo Plantagenet,duque de York, había sido Lugarteniente del Reino en Irlanda en la década de 1440. No era la primera vez que Irlanda era escenario de la aparición de un candidato de la casa de York dispuesto a destronar a Enrique VII y devolver la corona a los York. En el blog hemos hablado de Lambert Simnel, su pretensión de ser el conde de Warwick (hijo de Jorge de Clarence, hermano de Eduardo IV y Ricardo III) y su derrota en la batalla de Stoke Fielden 1487.
Volviendo a Perkin Warbeck, su historia pronto se materializó en un nombre concreto: Ricardo de York, el más pequeño de los príncipes de la Torre. Enrique VII denunció desde el principio que el joven era un impostor y con el tiempo fue construyendo una biografía completa sobre quién era realmente este pretendiente y de dónde venía (cuestión que será analizada en la segunda entrada de la serie). Pero, como no podía ser de otra manera, el personaje llamó la atención en Europa de los enemigos de Inglaterra, que vieron en Warbeck la oportunidad de crear problemas al rey inglés (aunque algunos, como también veremos, creyeron realmente que el joven era quien decía ser).
El primer mandatario europeo en abrir sus puertas a Warbeck/Ricardo de York fue, como no podía ser de otra manera, el principal rival de la Inglaterra de la época: el rey de Francia. En mayo de 1492, el pretendiente fue recibido en París por Carlos VIII como Ricardo duque de York, hijo de Eduardo IV y legítimo rey de Inglaterra (curiosamente en 1485, cuando no era más que un exiliado, Enrique Tudor tuvo una recepción parecida como legítimo heredero de la casa Lancaster).
La reacción de Enrique VII es una muestra de lo que fue una constante mientras duró la aventura de Perkin Warbeck. Aunque el rey inglés aireaba a diestro y siniestro que «el chico» no le ocasionaba ninguna preocupación, la verdad es que fue una pesadilla para él y que se tomó su amenaza mucho más en serio de lo que aparentaba. Enrique VII se lanzó a primeros de agosto a organizar una invasión de Francia, una empresa de enorme coste económico y logístico que, además, se inició a finales de agosto, una época muy tardía del año para lo habitual en una maniobra militar de este calibre.
[caption id="attachment_6713" align="alignright" width="220"]Enrique VII, el primer rey Tudor de Inglaterra[/caption]
El titánico esfuerzo que supuso poner en marcha y ejecutar esta invasión hacía suponer que Enrique VII se planteaba muy en serio retomar la reclamación del trono de Francia que los reyes ingleses iniciaron en 1337 y que no abandonaron hasta bien entrado el siglo XIX. Sin embargo, solo unos meses después y sin que hubiera habido ningún enfrentamiento militar serio, Enrique VII firmó un tratado de paz con Carlos VIII de Francia (en Étaples el 3 de noviembre) y regresó a Inglaterra. Significativamente, una de la cláusulas de dicho tratado, además de una compensación económica por los gastos en que había incurrido Inglaterra, señalaba que Francia se comprometía a no prestar ningún apoyo al pretendiente Perkin Warbeck. El que Enrique abandonara tan rápidamente una invasión en la que no había obtenido ninguna ganancia militar parece apuntar que el verdadero motivo que perseguía el monarca inglés era cortar las alas al pretendiente a su trono.
Warbeck fue efectivamente expulsado de Francia, pero si con ello Enrique pensaba que había puesto fin a la amenaza del pretendiente, estaba muy equivocado. Warbeck/Ricardo se dirigió a Borgoña, donde residía la mujer que más intensamente odiaba a Enrique VII. Margarita, duquesa viuda de Borgoña, era hermana de Eduardo IV y de Ricardo III y consagró su vida a apoyar a todo el que pudiera poner en dificultades al hombre que destronó a su familia. Margarita se había casado con el duque de Borgoña, Carlos el Atrevido. A la muerte de este en 1477 el ducado había sido heredada por la hija del duque (de una unión anterior) María de Borgoña. En su papel de duquesa viuda Margarita conservó cierta influencia con María y con el esposo de esta, que se convertiría en el más firme y duradero partidario del pretendiente, incluso en los momentos más desesperados para este. Y era un apoyo de mucho peso en la Europa de la época, ya que María de Borgoña estaba casada con Maximiliano, emperador del Sacro Imperio.
[caption id="attachment_9500" align="alignleft" width="157"]Margarita de York, duquesa de Borgoña[/caption]
El 24 de agosto de 1494 Warbeck/Ricardo (vestido con ropajes reales y con los colores de la casa de York) acompañó a Maximiliano y su hijo Felipe (el futuro esposo de Juana la Loca de Castilla) a la catedral en el día de San Bartolomé. Previamente el pretendiente, junto con Margarita de Borgoña, habían escrito una carta a Isabel de Castilla exponiendo su caso y buscando el apoyo de una reina que, además de la fuerza que Castilla tenía en el panorama europeo de la época, llevaba también sangre Plantagenet (su abuela, Catalina de Lancaster, primera princesa de Asturias, era nieta de Juan de Gante, el origen de la casas de Lancaster y Beauforta las que pertenecía Enrique VII).
Inglaterra se hallaba por entonces en tratos con Castilla y con el Sacro Imperio para unirse a la Santa Liga organizada por el Papa contra Francia. Enrique VII estuvo durante mucho tiempo jugando al ratón y al gato con sus aliados y tratando de vincular su entrada en la Liga con el compromiso de sus miembros de no apoyar al hombre que ponía en riesgo su trono.
Mientras tanto, las preocupaciones del rey de Inglaterra aumentaron cuando descubrió que el pretendiente iba obteniendo apoyos en su propio país. Sir Robert Clifford, que había sido uno de los primeros en posicionarse en favor de Warbeck decidió finalmente traicionar su causa y revelar a Enrique VII quién apoyaba al pretendiente. El mayor golpe para el monarca fue cuando descubrió que uno de los nombres era ni más ni menos que el de Sir William Stanley. Este no solo había sido el hombre clave en la victoria en la batalla de Bosworth que dio al trono a Enrique, sino que su hermano Thomas estaba casado con la madre del propio Tudor, Margaret Beaufort. No se guardan registros del interrogatorio de Sir William Stanley, pero sí parece que manifestó que no levantaría una mano contra el pretendiente si se demostraba que este era un hijo de Eduardo IV. Sir William Stanley fue ahorcado el 16 de febrero de 1495. Alrededor de doscientas personas fueron ejecutadas en esas fechas como sospechosas de apoyar a Warbeck, lo que demuestra hasta qué punto Enrique VII estaba preocupado por la amenaza que el pretendiente suponía. Incluso llegó a nombrar duque de York a su hijo de tres años (el futuro Enrique VIII) en un (vano) intento de demostrar que el anterior duque estaba muerto.
El 24 de enero de 1495 el pretendiente firma en Malinas un documento en el que se proclama: «Yo Ricardo, por la Gracia De Dios rey de Inglaterra y de Francia, duque de York, Señor de Irlanda y príncipe de Gales, único hijo del rey Eduardo IV y heredero legítimo de todos los reinos, ducados, señoríos y principados antes mencionados». En el documento se designa a Maximiliano y sus herederos como herederos de los títulos del pretendiente si este moría sin descendencia. El documento ata de pies y manos al pretendiente a no echarse nunca atrás de su contenido ante nadie (ni ante el papa) ni por ningún motivo (ni siquiera alegando que era menor de edad).
Probablemente fue la firma de este documento lo que hizo que se pusieran definitivamente en marcha los planes del pretendiente para hacerse con la corona inglesa. Una carta del embajador del Imperio en Venecia informa de que Maximiliano enviaría un refuerzo de 800 hombres para la proyectada invasión de Inglaterra con 1.500 hombres de Ricardo de York, que contaría con el apoyo del rey de Escocia (que pretendía recuperar Berwick).
La flota del pretendiente tomó tierra en Deal (Kent) el 3 de julio de 1495. Algunos de sus hombres desembarcaron, pero Warbeck permaneció a bordo, no muy seguro de cómo iba a ser recibido. Los hombres de Kent atacaron a los que habían desembarcado y, según alguna crónica mataron a 150 hombres e hicieron prisioneros a 80 que luego fueron ahorcados. Otras fuentes elevan la cifra a 400. Lo cierto es que la invasión fue un fracaso. El pretendiente dio la vuelta y se dirigió a Irlanda, donde su intento de desembarcar en Waterford supuso también un fiasco.
El panorama para el pretendiente y su desmoralizadas tropas se puso más negro cuando Enrique Tudor firmó un tratado con Felipe el Hermoso por el que ambos renunciaban a apoyar a los enemigos del otro. Por su parte, los Reyes Católicos iniciaron negociaciones con Enrique para casar a su hija Catalina con el príncipe de Gales. A los monarcas españoles les interesaba que el monarca inglés gozara de estabilidad y Warbeck era un impedimento para ello. Aconsejaron a Enrique una aproximación al Papa para entrar en la Liga haciéndole ver que si lo hiciera Maximiliano cortaría su relación con el pretendiente.
La desesperada situación de Warbeck/Ricardo se vio aliviada al ser acogido por el único rey que tenía más motivos para enfrentarse a Inglaterra que el de Francia: Jacobo IV de Escocia. Acogió al joven en su reino en noviembre de 1495, lo casó con Catherine Gordon, uno de los mejores partidos de Escocia (y con sangre Plantagenet) y se lanzó con Warbeck a invadir Inglaterra el 17 de septiembre de 1496. El resultado fue un nuevo fracaso. El pretendiente no obtuvo apoyo alguno en Inglaterra y dio marcha atrás al ver que los escoceses se lanzaban al pillaje y a la destrucción de los objetivos que encontraban en su marcha.
[caption id="attachment_8914" align="alignleft" width="300"]Los príncipes de la Torre.[/caption]
El último intento de Warbeck de capturar el trono se produjo cuando desembarcó en White Sand Bay (Cornwall) el 7 de septiembre de 1497. A principios de año se había producido una revuelta en Cornwall contra una campaña de recaudación de impuestos instaurada por Enrique VII (curiosamente para financiar una invasión de Escocia para acabar con la amenaza de Warbeck). Los rebeldes avanzaron hasta cerca de Londres, pero fueron masacrados en Dartford el 17 de junio de 1497. Cuando Warbeck llegó a Cornwall no contó con los apoyos que esperaba de la población, no fue capaz de tomar Exeter y finalmente se dio por vencido. Se refugió en la abadía de Beaulieu y allí fue arrestado por las fuerzas de Enrique VII.
En los días siguientes, tras ser sometido a interrogatorios donde se le deformó la cara, terminó firmando una confesión en la que declaraba ser un joven de Tournai (Borgoña) que había sido adiestrado para hacerse pasar por Ricardo de York. Volveremos sobre esta confesión y su credibilidad en la segunda entrada de esta serie. Inicialmente Enrique les permitió a él y a su esposa residir en la corte en un aire de semilibertad. Un primer intento de fuga hizo que se le encerrase en la Torre de Londres.
Allí entró en contacto con Eduardo, conde de Warwick (el hombre por el que se había hecho pasar Lambert Simnel). Los dos planificaron (o alguien hizo que así lo pareciera) un nuevo intento de fuga, ante lo que Enrique cortó por lo sano. Ambos fueron rápidamente juzgados, hallados culpables y ejecutados. Warbeck fue juzgado como plebeyo y ahorcado el 23 de noviembre. Warwick fue juzgado por sus pares y decapitado el 28 de noviembre. De esa forma Enrique dejaba clara la diferencia entre un plebeyo impostor y un noble de sangre real.
Hasta aquí la historia. Ahora toca preguntarse quién era realmente Perkin Warbeck. Aunque no hay ninguna prueba definitiva al respecto, en la segunda entrada de esta serie analizaremos las teorías que apuntan a que era un impostor y las que sostienen que era el duque Ricardo de York.
Fuentes| Matthew Lewis. The Survival of the Princes in the Tower. Murder, Mystery and Myth. Dan Jones. The Hollow Crown: The Wars of the Roses and the Rise of the Tudors
Peter Ackroyd. A History of England. Volume I (Foundations).
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