Origen del nombre Leonor



Cuando los entonces príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, anunciaron que esperaban una hija, se produjo mucha expectación en relación con el nombre que elegirían para la que, si nada cambia, será la primera reina española por derecho propio desde Isabel II. Como es sabido, el nombre elegido fue Leonor, un nombre con antiguas resonancias a la realeza castellana. El objetivo de esta entrada es explicar el origen de este nombre, lo que nos llevará a hablar de muchos personajes que sonarán a los habituales del blog. Como siempre, habrá enlaces a las entradas ya publicadas  sobre ellos.

La primera vez que se escuchó en España ese nombre fue cuando en 1170 el rey de Castilla Alfonso VIII contrajo matrimonio con la princesa inglesa Eleanor Plantagenet. Ella era hija de Enrique II de Inglaterra y heredó su nombre de su madre, la famosa Alienor o Eleanor de Aquitania. En realidad, la duquesa aquitana que primero fue reina de Francia y luego de Inglaterra no fue bautizada como Alienor. Cuando nació se le dio el mismo nombre que su madre, Aenor. Pero para evitar confusiones entre madre e hija, pronto a la joven se le comenzó a conocer como Alia Aenor, es decir «la otra Aenor». De allí se pasó a Alienor y, cuando llegó a Inglaterra, a Eleanor. Al llegar su hija a Castilla, aquí el nombre se volvió a cambiar, pasando a la forma que conocemos en España: Leonor.

No deja de ser curioso que unos años después y como consecuencia casi directa de la elección de Leonor Plantagenet como esposa de Alfonso VIII, otra princesa castellana del mismo nombre hiciera el viaje de vuelta a Inglaterra. En efecto, parte de la dote que Leonor aportó a su boda con Alfonso fue el ducado de Gascuña. En 1205, Alfonso realizó una campaña para tomar posesión de Gascuña en nombre de su esposa. Aunque fue más un acto formal que una auténtica guerra de conquista, reafirmó los derechos de los reyes castellanos sobre el condado.

Años después, otro rey de Castilla (también de León), Alfonso X, decidió tratar de hacer realidad estos derechos, lo que provocó la reacción del efectivo titular del ducado de Gascuña, el rey Enrique III de Inglaterra. Envió a un ejército al mando de su primogénito, el príncipe Eduardo. El conflicto bélico terminó con un tratado por el cual se acordaba el matrimonio entre el príncipe inglés y una princesa castellana, hermanastra del rey de Castilla y de León al ser ambos hijos de Fernando III el Santo; el nombre de esta princesa: Leonor. La pareja contrajo matrimonio en Burgos, donde además el rey castellano ordenó caballero  al joven inglés, un hombre que con el tiempo se convertiría en el gran y temible Eduardo I de Inglaterra, conquistador de Gales y de Escocia.

La joven pareja regresó a Inglaterra, donde una unión que comenzó como un matrimonio de conveniencia se convirtió en una apasionada historia de amor, que no concluyó cuando Leonor falleció en 1290. Seguro que si ustedes han visitado Londres en alguna ocasión han pasado o han oido hablar de una calle llamada Charing Cross. Lo que quizás no sepan es que la cruz a la que ese nombre se refiere forma parte de un camino conocido con el nombre de Eleanor Crosses, un conjunto de doce cruces mandadas erigir por Eduardo I, roto de dolor al perder a su esposa, para marcar el camino que recorrieron los restos mortales de su amada Leonor desde su lugar de fallecimiento, Harby (Nottinghamshire) hasta su tumba en la abadía de Westminster. Las doce cruces se erigieron en Lincoln, Grantham, Stamford, Geddington, Northampton, Stony Stratford, Woburn, Dunstable, St. Albans, Waltham, Cheapside y Charing, por entonces una pequeña aldea cercana a Westminster y que hoy se ha convertido en una famosa calle que debe su nombre a la cruz de Leonor de Castilla, Charing Cross.

Imagen| Museo de las Navas de Tolosa (foto: archivo del autor).
Fuente| Martin Aurell. El Imperio Plantagenet

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