“Los cuatro de Greensboro”, símbolo de la lucha contra la segregación racial en EE.UU.


Resulta complicado entender, ahora que un afroamericano reside en la Casa Blanca y ostenta el puesto más poderoso del mundo, que hasta hace relativamente pocos años en Estados Unidos existía una política de segregación racial apoyada en normas como las conocidas como las Leyes Jim Crow, que establecían la separación entre blancos y minorías raciales (especialmente afroamericanos) en espacios públicos como cafeterías, trenes y autobuses.
Desde la segunda mitad del siglo XX se habían producido movimientos contrarios a esta segregación como el simbolizado por Rosa Parks cuando en 1955 se negó a ceder el asiento en el autobús a un blanco en Montgomery (Alabama). Rosa Parks fue detenida y encarcelada y el líder del movimiento por los derechos civiles Martin Luther King organizó una protesta y un boicot de las líneas de autobuses de Montgomery en su apoyo. Luther King siguió protagonizando multitudinarios actos en pro de la igualdad entre blancos y afroamericanos, entre las cuales destaca la famosa marcha sobre Washington de 1963 en la que pronunció su famoso discurso en el que inmortalizó el lema “tengo un sueño”.
Donde resultaba más complicado, tanto de hecho como de derecho, conseguir la integración racial era en los estados que habían formado parte de la Confederación durante la Guerra de Secesión estadounidense. Uno de estos estados era Carolina del Norte, en la que se encuentra situada la localidad de Greensboro y precisamente en una de las cafeterías de esta ciudad es donde tuvieron lugar los hechos que dan nombre a esta entrada.
Ezell Blair Jr, David Richmond, Franklin McCain y Joseph McNeil eran cuatro jóvenes estudiantes de la universidad de Carolina del Norte A&T, todos ellos afroamericanos. Influidos por los movimientos liderados por Martin Luther King y Malcolm X y grandes seguidores de Mahatma Gandhi y su forma de resistencia conocida como “no violencia”, los cuatro jóvenes decidieron escenificar su propia forma de protesta contra la segregación racial.
Para ello eligieron la cafetería Woolworth de Greensboro, conocida por su política de servir solo a blancos. El día 1 de febrero de 1960 los cuatro estudiantes entraron en dicha cafetería, se sentaron y pidieron café. El camarero se negó a servirles, les instó a que se marcharan y cuando ellos se negaron llamó a la policía; mientras esta llegaba, los clientes del local profirieron todo tipo de insultos y amenazas de contra nuestros protagonistas, pero los cuatro afroamericanos permanecieron sentados sin responder a las provocaciones, aguantando con enorme frialdad la gran tensión generada por las agresiones verbales de los indignados clientes blancos de la cafetería.
La policía no llegó sola, ya que un amigo blanco de los cuatro estudiantes llamado Ralph Jones había avisado a los periódicos y a las televisiones. Ante la falta de cualquier provocación por parte de los afroamericanos y, muy probablemente, debido sobre todo a la presencia de la prensa, la policía no pudo proceder a su arresto. Permanecieron sentados sin ser servidos hasta que el local cerró sus puertas.
Si el personal y los clientes de Woolworth pensaban que el problema se había terminado cuando el local cerró esa noche estaban muy equivocados. Al día siguiente “los cuatro de Greensboro”, como acabaron siendo conocidos, volvieron a presentarse en la cafetería, a sentarse y a pedir ser atendidos; nuevamente los camareros se negaron a servirles y nuevamente fueron increpados por los clientes blancos del local. Pero la noticia de lo ocurrido había corrido como la pólvora, y poco a poco se les fueron uniendo más estudiantes afroamericanos. La escena se fue repitiendo día tras día y para el 5 de febrero el número de estudiantes que se había sumado a la protesta alcanzaba los trescientos. La cafetería Woolworth se encontraba colapsada y sin poder atender a sus clientes ni servir comidas.
El eco de la protesta iniciada por “los cuatro de Greensboro” fue alcanzando nivel nacional y a finales de marzo había sentadas semejantes de estudiantes negros y blancos en cincuenta y cinco ciudades de trece estados. Se produjeron algunos arrestos, pero el eco mediático nacional consiguió que se cumpliera el objetivo de los protagonistas de la primera sentada y puso en el punto de mira la política de segregación racial que cien años después de la Guerra de Secesión seguía primando en muchos estados del país.
A lo largo del verano de 1960 numerosos locales de todo tipo de los estados sureños fueron admitiendo la presencia de clientes afroamericanos. La misma cafetería Woolworth de Greensboro lo hizo casi a escondidas durante las vacaciones de verano de los universitarios. Aprovechando el tirón creado por la protesta simbólica de “los cuatro de Greensboro” en Carolina del Norte se fundó el Comité de Coordinación de Estudiantes por la No Violencia (SNCC) que tuvo un papel destacado en la organización de la marcha sobre Washington de 1963 y en otras famosas protestas. Sin embargo, con el paso de los años fue evolucionando  hacia posiciones menos pacíficas y acabó disolviéndose.
Pero la memoria de la valiente y simbólica sentada de “los cuatro de Greensboro” que tuvieron el coraje de iniciar el movimiento y soportar las humillaciones y vejaciones a que fueron sometidas los primeros días de su  protesta sigue muy presente como uno de los mayores símbolos de la lucha en favor de la integración racial de los afroamericanos en Estados Unidos. En 1990, “los cuatro de Greensboro” celebraron los treinta años de su famosa acción tomándose un café ... en la cafetería Woolworth de Greensboro.
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En 2002, en la entrada de la universidad de Carolina del Norte A&T se inauguró, con la presencia de los cuatro protagonistas, un monumento conmemorativo de su sentada.


Diversos vídeos en YouTube recogen la historia de “los cuatro de Greensboro”. Yo he seleccionado el que me parece más completo y que me ha servido de fuente para esta entrada.








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