Ulfilas, el hombre que bautizó y enseñó a escribir a los godos.

Ulfilas predicando la religión cristiana entre los godos.
En la última entrada del blog comentamos que tras la batalla de Filipópolis (año 250 d.C.) se generalizaron los enfrentamientos armados entre godos y romanos y los saqueos de ciudades del Imperio por parte de aquellos, hasta que en el año 268 el emperador romano Claudio II derrotó a los godos en la batalla de Nisch.
Más de cincuenta mil hombres se dejaron los bárbaros en el campo de batalla y el resto fueron conducidos como prisioneros a Roma por el nuevo emperador Aureliano (Claudio había muerto tras la batalla por una epidemia probablemente provocada por la cantidad de cadáveres amontonados en Nisch).
Una vez en Roma, Aureliano negoció con los caudillos godos y les ofreció instalarse dentro de las fronteras del Imperio, concretamente en Dacia (actualmente Hungría y Rumanía). Los godos aceptaron y durante más de cien años convivieron pacíficamente con Roma y con la población local, con la que poco a poco se fueron mezclando.
Y allí, en el año 311, nace nuestro protagonista Ulfilas. Era hijo de un capadocio hecho prisionero por los godos y de una mujer de la Dacia y convivió desde muy joven con los godos que se habían instalado allí cuarenta años antes. Ni los godos ni la mayoría de los dacios eran cristianos, pero Ulfilas debió entrar en contacto con alguna de las pequeñas comunidades de la religión que Constantino había proclamado pocos años antes como la oficial del Imperio.
Ulfilas viajó a Constantinopla y recibió educación en el cristianismo por parte de Eusebio de Nicomedia, quien a su vez era discípulo del obispo Arrio. Ulfilas fue ordenado sacerdote y a los treinta años fue nombrado obispo de Dacia y enviado a predicar la palabra de Dios entre los paganos godos de su tierra que seguían adorando a los dioses germánicos.
Sin embargo, las doctrinas de Arrio que Eusebio enseñó a Ulfilas no eran compartidas por la gran mayoría de las cabezas pensantes del primitivo cristianismo. No es cuestión de entrar aquí en grandes reflexiones teológicas. Baste decir que al mantener que Jesús era hijo de Dios pero no era Dios mismo, Arrio ponía en duda dos de los principios fundamentales del cristianismo: la Santísima Trinidad y la divinidad de Jesús. En el Concilio de Nicea, la doctrina arriana fue derrotada y el propio Arrio fue declarado hereje.
Pero volvamos con nuestro protagonista. De vuelta a su tierra empezó a predicar entre los godos, no sin dificultades y sin sufrir persecuciones a instancias del rey pagano Ermanrico. Pero poco a poco fue captando fieles que se reunían casi a escondidas y formaban pequeñas comunidades.
Pero tropezó con una dificultad: los godos no conocían la escritura, por lo que no podían leer la Biblia. Sin embargo, esto no amedrentó a Ulfilas que se impuso una hercúlea tarea. En primer lugar creó un alfabeto de la lengua gótica dando forma de palabra escrita al idioma de los bárbaros germánicos. Una vez hecho esto (ya de por sí complicado) tuvo que enseñar a leer a sus fieles, tarea que tampoco debió ser fácil, pero que consiguió realizar. Por último tradujo del griego a la nueva lengua escrita que aprendieron los godos todo el Nuevo Testamento y buena parte del Antiguo. El alfabeto creado por él y su traducción de la Biblia fueron usados durante siglos por buena parte de las tribus germánicas (salvo los francos y los sajones).
Así, poco a poco, los godos fueron convirtiéndose al cristianismo enseñado por Ulfilas, es decir a la doctrina arriana. Eso ocasionaría graves problemas en los siglos siguientes a medida que los godos fueron avanzando hacia el sur, especialmente en el caso de los que se establecieron en Italia y en España ... pero esa es otra historia.
Fuente: “Historia de la Edad Media” Indro Montanelli y Roberto Gervaso.

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