Little Big Horn, el canto de cisne de las guerras indias.



El 25 de junio de 1876 tuvo lugar la batalla de Little Big Horn, la más famosa de las llamadas “guerras indias”, entre el ejército de los Estados Unidos y las tribus indias habitantes ancestrales del país.
Antes de que Estados Unidos obtuviera su independencia los indios fueron utilizados por Francia y Gran Bretaña como aliados en sus luchas coloniales. De hecho, la costumbre de cortar las cabelleras de sus enemigos fallecidos procede de esta época; los franceses pagaban a los indios por los enemigos muertos y exigían que les presentaran las cabelleras como prueba.
En el siglo XIX, y a medida que el hombre blanco se fue extendiendo hacia el Oeste y el Sur del continente americano los conflictos con los nativos se fueron generalizando. Los blancos mataban indiscriminadamente a manadas de búfalos y cortaban bosques enteros de árboles para construir sus casas, poniendo así en riesgo el medio de vida que los indios venían desarrollando durante siglos.
La construcción de líneas de ferrocarril que atravesaban los tradiciones territorios de caza de los indios y, sobre todo, la invasión de los buscadores de oro que profanaron terrenos sagrados para los nativos como Las Colinas Negras fueron encendiendo el conflicto entre unos y otros.
Era una batalla perdida para los indios, por número y por tecnología y algunos de los jefes más significativos de los sioux como Toro Sentado y Nube Roja se empezaron a plantear aceptar a tratar con los estadounidenses el traslado de las tribus indias a las reservas. Caballo Loco, más joven e impulsivo, se negó en todo momento a plantearse la posibilidad.
El envío por parte de los estadounidenses de oficiales prepotentes y desconocedores de la situación fue complicando la relación entre unos y otros. El infausto coronel Chivington asesinó indiscriminadamente a casi doscientos pacíficos hombres mujeres y niños arapahoes y cheyenes en el poblado de Sand Creek, a pesar de que el jefe Caldera Negra había izado en su tienda una bandera blanca y otra de Estados Unidos.
En represalia, Nube Roja preparó una emboscada contra el coronel Fetterman y sus ochenta hombres; no sobrevivió ninguno.
Por ello, cuando otro prepotente e ignorante oficial estadounidense, el general Custer, inició una tarea de castigo contra los sioux se produjo una alianza de todas las tribus y Custer y todos sus hombres (salvo un pequeño contingente al mando del comandante Reno que fueron enviados en busca de refuerzos) fueron emboscados en Little Big Horn y murieron, según Hollywood “con las botas puestas”.
Fue el canto de cisne de las guerras indias; Nube Roja y Toro Sentado se instalaron en las reservas y este último terminó participando en el espectáculo organizado por Buffalo Bill. Caballo Loco fue asesinado un año después en Fort Robinson en una emboscada en la que participaron hombres de su propia tribu.
Hay un excepcional libro, escrito por Dee Brown y llamado “Enterrad mi corazón en Wounded Knee” que narra estas y muchas otras historias de la conflictiva relación entre los blancos y los pieles rojas.

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