Stenay la última y absurda batalla de la Primera Guerra Mundial

El general William M. Wright

Todo conflicto bélico conlleva un brutal sacrificio de vidas. Desde el punto de vista militar puede resultar comprensible (que no justificado) este sacrificio cuando se trata de tomar una ciudad, un puente o una cabeza de playa decisivos para la suerte de la guerra de que se trate.
Sin embargo, cuando el motivo por el que se decide atacar una ciudad es tan peregrino como que a resultas del ataque tus soldados pueden conseguir asearse en los baños públicos de dicha ciudad, el desperdicio de vidas resulta esperpéntico; probablemente, lo absurdo de un ataque de este tipo solo sea superado si en una guerra decides iniciar una batalla cuando solo quedan horas para que termine el conflicto.
Pues bien, estas dos increíbles circunstancias coincidieron cuando el 8 de noviembre de 1918 el general norteamericano William M. Wright ordenó a la 89ª División del Ejército de los Estados Unidos atacar la ciudad de Stenay (Francia). Era un secreto a voces que el armisticio estaba cercano, por lo que la mayoría de los mandos de todos los ejércitos en lucha ordenaron a sus unidades permanecer tranquilas. Además, Stenay no tenía valor estratégico alguno; el único motivo que Wright tuvo para ordenar el ataque es que la ciudad contaba con unos baños públicos que el general pensó que sus soldados podían usar para tomar un buen baño y asearse y afeitarse. Además, no existían garantías de que los baños estuviesen en buen estado para ser usados, o de que hubiese reservas de agua suficientes para los soldados.
Aunque Stenay no tenía gran valor como objetivo militar no se hallaba indefensa, sino que una unidad alemana fuertemente pertrechada se encontraba en la ciudad y opuso una fiera resistencia ante el ataque estadounidense; además, se hallaba en lo alto de una colina y protegida por un río, lo que hacía muy complicado el asalto. Tras una dura lucha los norteamericanos tomaron la ciudad, pero en el ataque murieron 61 soldados y otros 304 resultaron heridos. También los alemanes sufrieron numerosas bajas en la defensa de la ciudad.
El mismo día 11 de noviembre de 1918 se firmó el Armisticio de Compiègne que puso final a la Primera Guerra Mundial. Los norteamericanos podrían haber ido caminando hasta Stenay solo unas horas después del ataque sin haber sufrido ninguna baja.
Wright fue cesado en el mando de la División 89ª al día siguiente y al conocerse la historia del ataque a Stenay y la causa del mismo, el escándalo provocado en Estados Unidos fue mayúsculo (y comprensible, sobre todo entre los familiares de las víctimas). Aunque se ordenó una investigación pública de los hechos ocurridos en Stenay, el general Wright nunca fue sancionado y siguió ocupando diversos cargos de responsabilidad en el ejército estadounidense y gozó de un cómodo retiro en Washington D.C. después de su jubilación.
Tomé conocimiento de esta historia en el recomendable blog de Robert Walsh http://robertwalshwriter.wordpress.com/

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