De cómo una boda puso fin a una guerra civil: Catalina de Lancaster, primera princesa de Asturias


Si algo he ido aprendiendo de la redacción de los artículos de este blog es que cuando cuentas una historia de la Historia, te van saliendo al paso de manera tangencial otras historias que tienes que ir dejando de lado porque si no resultaría imposible centrarse en lo que quieres contar. De ahí el tan socorrido uso en mi blog de la coletilla “pero esa es otra historia”.

Con esta entrada voy a cerrar el círculo de dos de mis relatos, en los que dejé algo para otro artículo:

En el post Isabel I de Castilla y Plantagenet apunté que era demasiado complejo explicar en esa entrada los motivos por los que era crucial para poner fin a la guerra civil que asolaba Castilla el matrimonio de la abuela de Isabel (Catalina de Lancaster) con el nieto de Enrique de Trastámara. 

Y en el dedicado a María de Padilla, terminaba señalando que sus descendientes estaban destinados a jugar un papel muy importante en la Historia de Castilla, sin tampoco entrar en detalles al respecto.

Catalina de Lancaster era hija de Juan de Gante, duque de Lancaster, y de Constanza de Castilla. Juan era a su vez hijo del Rey de Inglaterra Eduardo III y hermano del Principe Negro, Eduardo (ambos tienen también su propio artículo en este blog). Constanza, por su parte, era hija de Pedro I de Castilla “El Cruel” y de María de Padilla.

Pedro I libró durante todo su reinado una batalla interminable con su hermanastro Enrique, Conde de Trastámara. Ambos eran hijos de Alfonso XI y, aunque Enrique era mayor, al ser hijo natural mientras que Pedro era hijo legítimo, fue éste el que heredó la corona a la muerte de su padre.

Los numerosos enemigos de Pedro, especialmente Aragón y Francia, fomentaron la rebelión de Enrique contra su hermanastro para debilitar al Reino de Castilla. En el caso de Francia, además, su objetivo era poner de su lado a la poderosa flota castellana para afrontar la guerra que libraba con Inglaterra. Debido a sus malas relaciones con Pedro, como consecuencia de la desastrosa boda de éste con Blanca de Borbón (aunque esa es otra historia), la única forma que tenía Francia de poner a Castilla de su lado era deponiendo al Rey y colocando a Enrique en su lugar.

El apoyo de Francia a Enrique garantizaba el de su enemigo, Inglaterra, a Pedro I y la alianza fue tanto militar (tropas al mando del Príncipe Negro) como dinástica (se concertó el matrimonio de dos de sus hijas con dos de los hijos de Edward III, uno de ellos el de los padres de nuestro protagonista John of Gaunt y Constanza).

Finalmente Pedro perdió la batalla con su hermanastro Enrique y la vida en Montiel en 1369. Tras el fallecimiento de su padre Constanza se convirtió en la heredera de sus derechos dinásticos y su marido John, que no accedería a la corona inglesa tras nacer el hijo del Príncipe Negro (el futuro Richard II) apoyó la lucha de su mujer por recuperar la corona de su padre.

Tras años de guerra civil contra Enrique y su hijo Juan I, se puso fin al conflicto en 1388 con la firma del Tratado de Bayona, por el que se acordaba la unión de las dos ramas dinásticas a través del matrimonio de los nietos de Enrique (el futuro Enrique III) y de Pedro (nuestra protagonista Catalina de Lancaster). Además, al estilo de la figura del Príncipe de Gales en Inglaterra, se acordó que el heredero de la Corona de Castilla ostentaría el título de Príncipe de Asturias. Catalina de Lancaster se convirtió, por tanto, en la primera Princesa de Asturias y posteriormente en Reina de Castilla. Es además, la abuela de la más famosa Reina de Castilla, Isabel I “La Católica”. 

Quien quiera conocer más sobre la figura de Catalina de Lancaster puede leer el libro del mismo nombre escrito por Maria Teresa Alvarez. Para conocer más de la lucha entre Pedro I y Enrique de Trastámara recomiendo el libro de Graziella Saénz de Heredia “El corazón del rey maldito”. Por último, la tormentosa relación entre Pedro y Blanca de Borbón se narra, además de en la obra anterior, en la novela de León Arsenal “Los años oscuros”.

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