Daños colaterales de la ejecución de Charles I Stuart; el asesinato de Isaac Dorislaus

No deja de llamar la atención que en España en 2013 genere polémica la posibilidad de enjuiciar al yerno del Rey o incluso a su hija. Sobre todo si tenemos que ya en 1649 los ingleses enjuiciaron y ajusticiaron a su propio Rey, Charles I Stuart.

La cabeza visible de esta historia fue Oliver Cromwell, pero muchos otros personajes tuvieron un papel protagonista en algo en lo que los ingleses se adelantaron a los franceses en más de cien años (bien es cierto que luego dieron unos cuantos pasos atrás). Otros personajes que yo destacaría de esa historia son  el conocido como Honest John Lillburne o los hermanos Thomas y William Rainsborough.

Sin embargo, este post está dedicado a una figura importante, pero poco conocida de la historia de la Inglaterra de Charles I y Cromwell; es más, mi personaje ni siquiera es inglés.

El doctor Isaac Dorislaus era un abogado e historiador holandés, que tenía escrita más de una obra sosteniendo que como en el origen había sido el pueblo quien concedió su autoridad a los reyes, aquellos reyes que abusaban de su posición eran tiranos a los que había que desposeer de su autoridad

Residente en Inglaterra durante mucho tiempo, sus teorías no le valieron ni popularidad ni trabajo durante los años dorados de Charles. No obstante, cuando tras largos años de guerra civil la balanza se inclinaba hacia el lado del Parlamento, éste "le fichó". Era incluso uno de los fiscales que el Parlamento tenía preparado para refutar los argumentos de Charles en el juicio que acabó con su condena a muerte, aunque no hizo falta que interviniera porque Charles renunció a defenderse.

Después de la ejecución de Charles, el Parlamento acometió una campaña de imagen ante las diferentes monarquías europeas. Una de las claves de la campaña era la monarquía holandesa de los Orange, con estrechos vínculos familiares con los Stuart (de hecho finalmente los Orange heredaron la corona inglesa, aunque esa es otra historia).

Así las cosas no había mejor embajador que enviar a Holanda que un respetado intelectual del Parlamento, abogado y holandés: Isaac Dorislaus.

Sin embargo, Holanda era un nido de partidarios de Charles I exiliados (su propio hijo el futuro Charles II estaba exiliado en La Haya), y un grupo de ellos penetró en la posada en la que Dorislaus se hospedaba y lo asesinó brutalmente sin que nadie hiciera nada al respecto.

Parte de un relato muchísimo más amplio sobre la revolución de Cromwell, la historia de la muerte de Dorislaus se puede encontrar en la interesante novela de Lindsay Davis "Rebeldes y traidores".

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