Las otras invasiones de Inglaterra (IV)
IV.- 1461. La guerra de las Rosas: Enrique VI contra Eduardo IV
Aunque la guerra de las Rosas se inició en 1455, no resulta posible entender este conflicto dinástico sin los hechos descritos en la entrada anteriorsobre la sucesión de Eduardo III y la deposición de Ricardo II por parte de Enrique Bolinbroke.
La coronación de Enrique IV supuso la subida al trono de los descendientes del tercer hijo de Eduardo III, Juan de Gante. Esta rama es conocida como casa de los Lancaster y siguió gobernando cuando subió al trono Enrique V.
Mientras tanto, la descendencia de su segundo y su cuarto hijos, Leonel de Amberes, duque de Clarence, y Edmundo Langley, duque de York, se había unido en una sola con el matrimonio de dos descendientes de ambos, Anne Mortimer por parte de Clarence y Ricardo de Conisburgh, por parte de York (ver árbol genealógico). Desde 1415 el título de duque de York había pasado al hijo de ambos, Ricardo Plantagenet. Sus partidarios argumentaban que, dado que Ricardo II había muerto sin descendencia y se había extinguido la línea del primer hijo de Eduardo III, la corona debería haber pasado a la línea hereditaria de Leonel de Amberes, su segundo hijo y no a la de su tercer vástago Juan de Gante.
Tras la prematura muerte de Enrique V en 1422 la jefatura de los Lancaster pasaba de estar representada por el flamante vencedor de Agincourt a manos de su hijo de solo un año, Enrique VI que, con el tiempo se demostró que no estaba a la altura de su padre.
Llegamos así a1453, un año complicado para Inglaterra. En Francia, tras la batalla de Castillon, solo Calais permanecía en manos inglesas. Y en agosto el rey sufrió un extraño ataque que le dejó incapacitado para hablar e incluso para caminar. Los miembros del Consejo Real volvieron sus ojos hacia Ricardo Plantagenet, duque de York. Fue nombrado por el Parlamento Protector y Defensor del Reino y de la Iglesia, aunque dejó claro que lo hacía solo obligado por las circunstancias y por el tiempo estrictamente necesario.
Cuando a finales de 1454 Enrique VI recuperó la cordura deshizo todo lo acordado durante su enfermedad y convocó al duque de York a un consejo en Leicester en abril de 1455 donde se le pediría rendir cuentas de sus acciones como Protector del Reino. No dispuesro a ser juzgado Ricardo reaccionó armándose para defenderse: la guerra de las Rosas estaba servida.
No es objeto de este artículo narrar los múltiples dimes y diretes de este conflicto, sino centrarnos en los episodios durante el mismo en los que la Corona cambió de manos como consecuencia de una invasión desde el continente.
[caption id="attachment_9582" align="alignright" width="300"]Ala del castillo de Warwick dedicada a Richard Neville The Kingmaker[/caption]
Ricardo Plantagenet murió en la batalla de Wakefield en diciembre de 1460. Su título y pretensiones al trono pasaron a su hijo mayor, Eduardo, quien consiguió una decisiva victoria en la batalla de Towton en 1461, considerada la más sangrienta librada en suelo inglés. Fue coronado rey de Inglaterra con el nombre de Eduardo IV. Su principal aliado para alcanzar el trono fue Richard Neville, conde de Warwick, al que se llegó a conocer como The Kingmaker. Warwick quería aprovechar que el rey era el soltero más cotizado de Europa para buscar una alianza matrimonial que conviniera a los intereses internacionales del reino y que también le asentara a él como una pieza imprescindible del poder en Inglaterra.
Pero Eduardo IV no se dejaba convencer. Sus crecientes diferencias con Warwick sobre política exterior y dinástica estallaron cuando contrajo matrimonio en secreto con Isabel Woodville, viuda de un noble partidario de los Lancaster. Este matrimonio hizo trizas las negociaciones de Warwick para un enlace matrimonial estratégicamente esencial para Inglaterra. Además, la nueva reina pertenecía a una amplia familia a la que poco a poco fue colocando en puestos decisivos del Gobierno y concertando para ellos ventajosos matrimonios, desplazando así a otras familias antiguas de la nobleza y minando la influencia del conde de Warwick. Para terminar de romper la relación entre el rey y el que había sido su principal valedor, mientras Warwick buscaba una alianza con Francia, la familia de Isabel Woodville tenía importantes relaciones familiares con Borgoña, con quien Eduardo IV suscribió un acuerdo comercial que se plasmó también en la boda de su hermana con el duque de Borgoña.
La reacción de Warwick fue dar la espalda a Eduardo IV y aliarse con el díscolo hermano del rey, Jorge, duque de Clarence (al que concedió la mano de su hija) y el partido de los Lancaster.
En el verano de 1469 estalló en el norte del país una rebelión popular cuyo líder se hacía llamar Robin de Redesdale, aunque se sospecha que detrás de este alias se encontraba sir John Conyers, primo del conde de Warwick. Este emitió una proclama desde Calais, donde se encontraba, declarando que por el bien del reino se sumaba a esta rebelión contra los malos consejeros del rey.
Warwick desembarcó en Inglaterra y se puso al mando de un considerable ejército. Derrotaron al monarca en la batalla de Edgecote en 1469 y llegaron a hacerle prisionero en el castillo de Warwick. Se produjo una paralización de la situación política, porque Warwick no estaba en condiciones de gobernar con Eduardo IV preso en su castillo y el consejo real en su contra. Eduardo fue liberado entre protestas de amistad con Warwick y su hermano y la solicitud del perdón real por parte de estos. Pero poco después ambos trataron de organizar otra rebelión con resultados desastrosos y se vieron obligados a huir a Francia.
Sin embargo, el conde de Warwick no se rindió. Con ayuda del rey de Francia hizo las paces y se alió con la esposa de Enrique VI, Margarita de Anjou. En septiembre de 1470 desembarcaron en Devon y avanzaron rápidamente hacia el oeste, ganando adeptos a medida que lo hacían. Eduardo, perdido Londres, empobrecido y sin apoyos se vio obligado a huir a Holanda y de allí a Borgoña, donde se probó la utilidad de haber concertado el matrimonio de su hermana con el duque de la región. El partido de Warwick y Lancaster volvió a instalar en el trono a Enrique VI, aunque era The Kingmakerquien gobernaba.
Pero la historia tampoco acabó aquí. Eduardo IV retornó del exilio con el apoyo financiero del duque de Borgoña. Clarence abandonó a Warwick y retornó junto a su hermano. El 14 de abril de 1471, Eduardo se enfrentó y derrotó en Barnet a Richard Neville, que falleció en la batalla. Después se dispuso a hacer frente a Margarita de Anjou y su hijo Eduardo, que habían desembarcado en Inglaterra sin conocer la muerte de Warwick. Los dos ejércitos se encontraron en Tewkesbury el 4 de mayo de 1471. Eduardo IV resultó vencedor y el príncipe de Gales fue ejecutado. Sólo diez días después Enrique VI falleció, muy probablemente asesinado, en la Torre de Londres.
[caption id="attachment_6313" align="alignnone" width="1936"]Abadía de Tewkwesbury[/caption]
Tampoco este sería el final de la guerra de las Rosas... como veremos en la siguiente y última entrada sobre las otras invasiones de Inglaterra.
Fuente| Daniel Fernández de Lis: Los Plantagenet
Aunque la guerra de las Rosas se inició en 1455, no resulta posible entender este conflicto dinástico sin los hechos descritos en la entrada anteriorsobre la sucesión de Eduardo III y la deposición de Ricardo II por parte de Enrique Bolinbroke.
La coronación de Enrique IV supuso la subida al trono de los descendientes del tercer hijo de Eduardo III, Juan de Gante. Esta rama es conocida como casa de los Lancaster y siguió gobernando cuando subió al trono Enrique V.
Mientras tanto, la descendencia de su segundo y su cuarto hijos, Leonel de Amberes, duque de Clarence, y Edmundo Langley, duque de York, se había unido en una sola con el matrimonio de dos descendientes de ambos, Anne Mortimer por parte de Clarence y Ricardo de Conisburgh, por parte de York (ver árbol genealógico). Desde 1415 el título de duque de York había pasado al hijo de ambos, Ricardo Plantagenet. Sus partidarios argumentaban que, dado que Ricardo II había muerto sin descendencia y se había extinguido la línea del primer hijo de Eduardo III, la corona debería haber pasado a la línea hereditaria de Leonel de Amberes, su segundo hijo y no a la de su tercer vástago Juan de Gante.
Tras la prematura muerte de Enrique V en 1422 la jefatura de los Lancaster pasaba de estar representada por el flamante vencedor de Agincourt a manos de su hijo de solo un año, Enrique VI que, con el tiempo se demostró que no estaba a la altura de su padre.
Llegamos así a1453, un año complicado para Inglaterra. En Francia, tras la batalla de Castillon, solo Calais permanecía en manos inglesas. Y en agosto el rey sufrió un extraño ataque que le dejó incapacitado para hablar e incluso para caminar. Los miembros del Consejo Real volvieron sus ojos hacia Ricardo Plantagenet, duque de York. Fue nombrado por el Parlamento Protector y Defensor del Reino y de la Iglesia, aunque dejó claro que lo hacía solo obligado por las circunstancias y por el tiempo estrictamente necesario.
Cuando a finales de 1454 Enrique VI recuperó la cordura deshizo todo lo acordado durante su enfermedad y convocó al duque de York a un consejo en Leicester en abril de 1455 donde se le pediría rendir cuentas de sus acciones como Protector del Reino. No dispuesro a ser juzgado Ricardo reaccionó armándose para defenderse: la guerra de las Rosas estaba servida.
No es objeto de este artículo narrar los múltiples dimes y diretes de este conflicto, sino centrarnos en los episodios durante el mismo en los que la Corona cambió de manos como consecuencia de una invasión desde el continente.
[caption id="attachment_9582" align="alignright" width="300"]Ala del castillo de Warwick dedicada a Richard Neville The Kingmaker[/caption]
Ricardo Plantagenet murió en la batalla de Wakefield en diciembre de 1460. Su título y pretensiones al trono pasaron a su hijo mayor, Eduardo, quien consiguió una decisiva victoria en la batalla de Towton en 1461, considerada la más sangrienta librada en suelo inglés. Fue coronado rey de Inglaterra con el nombre de Eduardo IV. Su principal aliado para alcanzar el trono fue Richard Neville, conde de Warwick, al que se llegó a conocer como The Kingmaker. Warwick quería aprovechar que el rey era el soltero más cotizado de Europa para buscar una alianza matrimonial que conviniera a los intereses internacionales del reino y que también le asentara a él como una pieza imprescindible del poder en Inglaterra.
Pero Eduardo IV no se dejaba convencer. Sus crecientes diferencias con Warwick sobre política exterior y dinástica estallaron cuando contrajo matrimonio en secreto con Isabel Woodville, viuda de un noble partidario de los Lancaster. Este matrimonio hizo trizas las negociaciones de Warwick para un enlace matrimonial estratégicamente esencial para Inglaterra. Además, la nueva reina pertenecía a una amplia familia a la que poco a poco fue colocando en puestos decisivos del Gobierno y concertando para ellos ventajosos matrimonios, desplazando así a otras familias antiguas de la nobleza y minando la influencia del conde de Warwick. Para terminar de romper la relación entre el rey y el que había sido su principal valedor, mientras Warwick buscaba una alianza con Francia, la familia de Isabel Woodville tenía importantes relaciones familiares con Borgoña, con quien Eduardo IV suscribió un acuerdo comercial que se plasmó también en la boda de su hermana con el duque de Borgoña.
La reacción de Warwick fue dar la espalda a Eduardo IV y aliarse con el díscolo hermano del rey, Jorge, duque de Clarence (al que concedió la mano de su hija) y el partido de los Lancaster.
En el verano de 1469 estalló en el norte del país una rebelión popular cuyo líder se hacía llamar Robin de Redesdale, aunque se sospecha que detrás de este alias se encontraba sir John Conyers, primo del conde de Warwick. Este emitió una proclama desde Calais, donde se encontraba, declarando que por el bien del reino se sumaba a esta rebelión contra los malos consejeros del rey.
Warwick desembarcó en Inglaterra y se puso al mando de un considerable ejército. Derrotaron al monarca en la batalla de Edgecote en 1469 y llegaron a hacerle prisionero en el castillo de Warwick. Se produjo una paralización de la situación política, porque Warwick no estaba en condiciones de gobernar con Eduardo IV preso en su castillo y el consejo real en su contra. Eduardo fue liberado entre protestas de amistad con Warwick y su hermano y la solicitud del perdón real por parte de estos. Pero poco después ambos trataron de organizar otra rebelión con resultados desastrosos y se vieron obligados a huir a Francia.
Sin embargo, el conde de Warwick no se rindió. Con ayuda del rey de Francia hizo las paces y se alió con la esposa de Enrique VI, Margarita de Anjou. En septiembre de 1470 desembarcaron en Devon y avanzaron rápidamente hacia el oeste, ganando adeptos a medida que lo hacían. Eduardo, perdido Londres, empobrecido y sin apoyos se vio obligado a huir a Holanda y de allí a Borgoña, donde se probó la utilidad de haber concertado el matrimonio de su hermana con el duque de la región. El partido de Warwick y Lancaster volvió a instalar en el trono a Enrique VI, aunque era The Kingmakerquien gobernaba.
Pero la historia tampoco acabó aquí. Eduardo IV retornó del exilio con el apoyo financiero del duque de Borgoña. Clarence abandonó a Warwick y retornó junto a su hermano. El 14 de abril de 1471, Eduardo se enfrentó y derrotó en Barnet a Richard Neville, que falleció en la batalla. Después se dispuso a hacer frente a Margarita de Anjou y su hijo Eduardo, que habían desembarcado en Inglaterra sin conocer la muerte de Warwick. Los dos ejércitos se encontraron en Tewkesbury el 4 de mayo de 1471. Eduardo IV resultó vencedor y el príncipe de Gales fue ejecutado. Sólo diez días después Enrique VI falleció, muy probablemente asesinado, en la Torre de Londres.
[caption id="attachment_6313" align="alignnone" width="1936"]Abadía de Tewkwesbury[/caption]
Tampoco este sería el final de la guerra de las Rosas... como veremos en la siguiente y última entrada sobre las otras invasiones de Inglaterra.
Fuente| Daniel Fernández de Lis: Los Plantagenet
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