El «festín sangriento de Roskilde» (1157), cuando la realidad supera a la ficción


Reconozco que estoy un poco hastiado de la serie de libros (y posteriormente de televisión) Juego de Tronos en general, y de las comparaciones históricas de episodios y personajes de la misma con hechos y personas de la Historia. Creo que no hay reino medieval que no haya pasado por episodios que de una forma u otra pueden tener semejanzas con la trama de George R.R. Martin y hace tiempo que dejé de buscar esas comparaciones que tan de moda están.
Por ese motivo me he resistido a titular el suceso que da lugar a esta entrada «la verdadera historia en la que se inspiró La Boda Roja de Juego de Tronos». Probablemente así conseguiría que la entrada tuviese más visitas y mayor difusión, pero he preferido no hacerlo. Así que me centraré en la historia que dio lugar a este episodio.
Para ambientarnos, tenemos que situarnos en la Dinamarca del año 1104, en el que llegan noticias al reino que certifican la muerte en Chipre del rey Eric Egode  (el Bueno), mientras peregrinaba hacia Tierra Santa. El fallecimiento había tenido lugar casi un año antes, pero tardó mucho en ser conocido en su país. Además del rey, poco después había fallecido también su esposa la reina Bodil, en el mismísimo Monte de los Olivos, es decir nada más llegar a Jerusalén.
Tras recibir la luctuosa noticia, el trono fue ocupado por el hermano de Eric, de nombre Niels. Este monarca reinaría durante treinta años, en los que el país experimentó un fuerte impulso comercial y religioso, con la construcción de numerosas iglesias y monasterios.
Pero el fallecido rey Eric, aunque no tuvo ningún hijo con su esposa, sí había engendrado otros vástagos, y uno de ellos, de nombre Canute Lavard, no se conformaba con la designación del nuevo rey. Para tratar de contentarlo, Niels le nombró duque de Slesvig, un cargo que implicaba importantes responsabilidades sobre todo en lo relativo a la vigilancia de las fronteras del reino. Pero Canute empezó a ejercer como señor independiente de sus tierras y su forma de gobernar obedecía claramente a la influencia germana. Esto, unido a su decisión de realizar conquistas personales al sur de la frontera danesa le ganó la enemistad del rey y sobre todo de su hijo, el príncipe Magnus.
Era cuestión de tiempo que se desataran las hostilidades entre los dos bandos y estas estallaron cuando tras la celebración de la Navidad de 1131 en la corte del rey, Magnus y sus hombres asesinaron a Canute Lavard.
Pero sus partidarios, liderados por su hermano Eric, se tomaron cumplida venganza. Primero en la batalla  de Fodevig (1134) en la que mataron al príncipe Magnus y a cinco de los siete obispos daneses, y después en Slesvig el mismo año, donde asesinaron al rey Niels en plena calle. Eric se apoderó del trono y trató de acallar toda oposición asesinando a su hermano y varios de sus sobrinos, pero su crueldad hizo que pronto fuera también asesinado y que la corona pasara a manos de su sobrino, también de nombre Eric. Era el año 1137.
El nuevo rey carecía de personalidad, hasta el punto de pasar a la Historia con el sobrenombre de Eric el Cordero. En 1146 decidió abdicar y retirarse a un convento, lo que inició un período de guerra entre tres candidatos a sucederle. El primero de ellos era el hijo mayor de Eric el Cordero, de nombre Sweyn y fue designado rey. Pero había dos descendientes de personajes a los que nos hemos referido anteriormente que no estaban dispuestos a ceder sus derechos al trono, pues consideraban que eran mejores que los de Sweyn: Canute, hijo del príncipe Magnus, y Valdemar, hijo de Canute Lavard.
Tras un período inicial en el que Sweyn y Canute ejercieron como regentes conjuntos ante la oposición de Valdemar, este unió sus fuerzas con Canute (a pesar de que el padre de este había asesinado al suyo). La situación era insostenible y finalmente los  tres contendientes acordaron someterse al arbitraje del emperador del Sacro Imperio.
Como suele pasar, la solución dada por este (dividir el país en tres partes, cada una gobernada por uno de los contendientes) no satisfizo a ninguno de los tres candidatos al trono danés. Para tratar de encontrar una solución a sus diferencias acordaron reunirse y celebrar un banquete en el castillo real de Roskilde. Corría el año 1157.
En la noche del banquete, un grupo de hombres armados irrumpió en el salón donde el festín estaba teniendo lugar y apagaron todas las luces de la sala. A continuación se lanzaron a una indiscriminada matanza; Canute, el hijo del príncipe Magnus, fue asesinado, mientras que Valdemar, hijo de Canute Lavard, resultó herido de gravedad. Esto hizo que todas las sospechas sobre la responsabilidad de lo ocurrido en lo que se conoció como «El festín sangriento de Roskilde» recayesen sobre el tercer candidato al trono, Sweyn.
Valdemar consiguió huir a Jutlandia con sus seguidores, pero Sweyn salió en su persecución, con su flota y su ejército. Ambas fuerzas se encontraron en la localidad de Grade Heath y la de Valdemar resultó victoriosa. Sweyn huyó del campo de batalla, pero su escape fue interceptado por un campesino que le hundió el cráneo con un hacha y le mató.
Valdemar se convirtió así en el indiscutido monarca de Dinamarca e inició un largo y fructífero reinado que le valió el sobrenombre de el Grande ... pero esa es otra historia, parte de ella narrada en la entrada dedicada al gran compañero de Valdemar, el obispo Absalon Rig, que por cierto también se hallaba presente en el festín sangriento de Roskilde. Roskilde es, además, el lugar tradicional de descanso de los reyes y reinas daneses, muchos de cuyos féretros se encuentran en la catedral de la ciudad a cuya fachada pertenece la foto que encabeza la entrada (imagen: archivo del autor).
Fuente| Palle Lauring. A history of Denmark.

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