El "Manifiesto de las dos mil palabras", el canto de cisne de la Primavera de Praga


Durante los últimos meses del año 1967 y los primeros del año 1968 se fue gestando en la República de Checoslovaquia un movimiento de liberación del país de la ortodoxia comunista impuesta por la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial a los países del llamado Pacto de Varsovia. Este movimiento se conoció como Primavera de Praga por haber sido en la capital del país y en esa estación del año 1968 donde se escenificaron con más claridad los principales actos de este movimiento político, frustrado por la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia iniciada el 22 de agosto de 1968.
Todo había empezado en junio de 1967 cuando en una reunión de la Unión de Escritores se había rechazado por mayoría la lista de candidatos a oficiales del sindicato propuesta por el Partido y habían presentado su lista alternativa junto con una declaración crítica sobre la línea del partido comunista.
Después de este incidente los primeros síntomas de que la situación en Checoslovaquia estaba cambiando se produjeron en la reunión del Comité Central del Partido Comunista en el mes de octubre de 1967. Estas reuniones se llevaban a cabo en la Sala Española del Castillo de Praga (así llamada por estar construida encima de los establos que el rey Rodolfo II mandó edificar para albergar sus ejemplares de caballos de raza española) y allí fue donde se produjo el primer amago de resquebrajamiento de la monolítica dirección del país. El presidente del gobierno y secretario general del partido comunista, Antonin Novotny, presentó una propuesta para criticar las actividades antisocialistas y contrarrevolucionarias de sindicato de escritores; lo que se preveía como un mero trámite y una resolución aprobada unánimemente
Pero su resolución fue atacada por el eslovaco Alexander Dubcek y, sorprendentemente, el partido se resquebrajó. La desorbitada reacción de las fuerzas de seguridad del país ante una infantil manifestación de los estudiantes universitarios tampoco contribuyó a la popularidad del ala oficial del partido comunista. Y la experiencia soviética posterior al mandato de Stalin, donde se separó el liderazgo del partido y el del país, fue aprovechada por los revolucionarios checos, que dejaron a Novotny como presidente de la República y otorgaron a Dubcek el cargo más importante, el de líder del partido comunista.
Pero Novotny seguía siendo un personaje molesto; y lo fue hasta que su más importante servidor, el general Sejna defectó a los Estados Unidos. Eso supuso el final de Novotny, la subida al poder de Dubcek y lo que se conoció como Primavera de Praga. El país se vio libre del dominio soviético, las fuentes literarias y políticas aprovecharon la situación para expresar su libertad después de veinte años de domino comunista.
Los soviéticos manifestaron inicialmente su preocupación por lo que ocurría en Checoslovaquia y el líder del país ruso, Brezhnev, visitó Praga. Pero mlidealinterpretó lo que ocurría, achacándolo a un descontento con el liderazgo de Novontny y no a un movimiento de oposición al liderazgo soviético.
Los checos fueron poco a poco atreviéndose a más en su desafío al liderazgo soviético del Pacto de Varsovia; cuando las noticias de unas maniobras militares de los países “aliados” de Checoslovaquia se filtraron, un grupo de intelectuales checos liderados por Ludvik Vakulik divulgaron una publicación en la que atacaban directamente partido comunista checo en el país. Ese escrito, conocido como El Manifiesto de las Dos mil Palabras, fue el canto del cisne del intento de los checoslovacos de sacudirse la dominación soviética; intento que sería brutalmente finiquitado por la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia iniciada el 22 de agosto de 1968.

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