Final 10000m. Barcelona 92: el doblado de la vergüenza.

La final de la prueba de fondo de los diez kilómetros de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 se presentaba como un apasionante duelo entre los keniatas que eran los dominadores de la distancia y el hombre que en los dos últimos años había puesto en peligro dicho dominio, el marroquí Khalid Skah, que había derrotado a los africanos en los mundiales de campo a través de 1990 y 1991 .
Además, había un componente añadido que aumentaba el morbo de la prueba: en la final de la misma distancia en los Campeonatos del Mundo de Tokio en el año anterior, los keniatas habían realizado una táctica de equipo de manera que mientras dos de sus atletas (Moses Tanui y Richard Chelimo) se ponían en cabeza, el tercero (Thomas Osano) se dedicaba a obstaculizar y ralentizar el ritmo del marroquí, que tuvo que conformarse con la medalla de bronce. En la rueda de prensa posterior, un indignado Skah manifestó que su país utilizaría la misma táctica en la final de 5000. Pero ni en esta ni en el siguiente campeonato de campo a través, Marruecos dispuso de atletas de nivel suficiente para oponerse a los keniatas.
Así las cosas, la final de Barcelona se presentaba como un nuevo y apasionante duelo entre el keniata Richard Chelimo y Khalid Skah. Había otro marroquí en la final, Hammou Boutayeb. Pero el veterano atleta de 36 años no parecía tener nivel suficiente para desarrollar una táctica de equipo, como se hizo evidente cuando fue de los primeros atletas en perder contacto con el grupo en cuanto Chelimo y su compatriota Koech empezaron a imponer un fuerte ritmo a partir del primer kilómetro.
En la segunda mitad de la prueba, sucesivos atletas fueron descolgándose de la lucha por el triunfo (el mexicano Barrios, el italiano Antibo, el keniata Koech y el etíope Abebe), hasta dejar solos a Chelimo y Skah en cabeza. La final parecía reducida a un duelo cara a cara entre ambos, pero en las últimas vueltas iba a aparecer un protagonista inesperado que convirtió esta prueba en una de las más polémicas de la historia de los Juegos.
En la entrada que dediqué al triunfo de Billy Mills en la misma prueba de los Juegos de Tokio 1964 hablé de la importancia que pueden tener en las carreras de fondo en pista los atletas doblados. En dicha final, esta importancia se tradujo en que algunos de los atletas doblados molestaron involuntariamente a los tres corredores que se disputaban la victoria. Pero lo ocurrido en Barcelona fue muy diferente, mucho más grave y, lo que es peor, escandalosamente antideportivo.
Como comentaba, en la final había otro marroquí además de Skah, llamado Boutayeb. A tres vueltas del final los líderes de la carrera le alcanzaron y le doblaron. Lo normal es que un atleta doblado ni pueda ni quiera mantener el ritmo de los de cabeza, pero sorprendentemente Boutayeb no solo lo hizo, sino que se permitió volver a adelantar en varias ocasiones a Chelimo y Skah. Pronto se hizo evidente que pretendía entorpecer la carrera del keniata, ya que se situaba entre su compatriota y él y ralentizaba el ritmo, obligando al keniata a hacer un esfuerzo adicional para salirse a la calle dos y recuperar la distancia con Skah. Más de uno se acordó de lo ocurrido con los keniatas el año anterior en Tokio, pero la gran diferencia es que en aquel caso no se trataba de atletas doblados. Además, y para colmo de falta de deportividad, cuando a 500 metros de la meta un juez trató de agarrar a Boutayeb para descalificarle, este se zafó e hizo caso omiso de su descalificación continuando con los líderes.
Sea como sea, la estrategia de los marroquíes dio resultado y Skah pudo finalmente distanciarse de Chelimo y ganar cómodamente la final ... entre los abucheos del público por el bochornoso espectáculo ofrecido por él y su compatriota. La pitada al marroquí durante su vuelta de honor es algo que ni se había visto ni se ha vuelto a ver en un estadio olímpico de atletismo y los jueces de la IAAF, que habían sido testigos del vergonzoso espectáculo, descalificaron a Skah y dieron el triunfo a Chelimo.
Skah montó un escándalo, acusó a los jueces españoles de prejuicios contra él por ser magrebí e incluso deslizó que algún juez estadounidense estaba detrás de la decisión de descalificarle. El escándalo estaba servido. Skah primero negó haber hablado con Boutayeb, luego cuando el vídeo demostró que sí lo hicieron señaló que le había dicho que se apartase. Finalmente llegó a alegar que Boutayeb había en realidad pretendido ayudar a Chelimo, porque él y Skah eran de clubes rivales en Marruecos. Boutayeb, por su parte, nunca abrió la boca para explicar lo ocurrido.
La Federación marroquí apeló la decisión y la IAAF, en una resolución que levantó gran polémica, decidió que Chelimo no había sido obstaculizado durante la carrera y que por tanto Skah no debía ser descalificado. Skah se convirtió en campeón y Chelimo tuvo que conformarse con la plata. Es posible que el marroquí hubiese conseguido también imponerse en buena lid, pero la forma de hacerlo empañó de manera indeleble su victoria, como se encargó de demostrarle el público del Estadio de Montjuic con un pertinente abucheo durante toda la ceremonia de entrega de premios.
Os dejo con el vídeo de las vueltas finales de la final de 10000m. de Barcelona 92, que habla por sí solo respecto de lo allí ocurrido.
https://youtu.be/Pv5sPFWVDio

Fuente| David Wallechinsky: The Complete Book of the Olympics.


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