“Operación Algeciras” o cómo la Guerra de las Malvinas pudo llegar a Gibraltar.



El 2 de abril de 1982 se inició el conflicto conocido como “Guerra de las Malvinas” entre Argentina y el Reino Unido. En esa fecha se produjo el desembarco del ejército argentino en las Islas. No es objeto de esta entrada analizar los motivos, el desarrollo y la conclusión del conflicto, sino centrarnos en un episodio poco conocido que tuvo lugar en España y que amenazó con llevar la guerra a la colonia británica de Gibraltar.
La frustrada maniobra se conoció con el nombre de “Operación Algeciras” y consistió en el desplazamiento a España de un grupo de cuatro comandos argentinos con el objetivo de atacar con minas a las embarcaciones de guerra británicas. Las dificultades para que un grupo de argentinos se infiltrase y pasase desapercibido en el Reino Unido hicieron que se decidiera realizar la operación en Gibraltar situando la base del comando en España, donde era mucho más sencillo que los argentinos entrasen y donde no existía el inconveniente del idioma.
Uno de los aspectos más curiosos de la “Operación Algeciras” era que además del capitán de corbeta Héctor Rosales que estaba al frente del comando, dos de los otros tres miembros (Máximo Nicoletti y Nelson Latorre) eran antiguos componentes de los conocidos como Montoneros, de los que se echó mano por su experiencia como buzos y con explosivos. La tercera persona, conocida como “el Marciano”, no formaba parte de la organización, aunque había colaborado con ellos en algunas acciones.
Los Montoneros fueron una organización que tras apoyar inicialmente la vuelta al poder del peronismo, fueron posteriormente repudiados por el propio Perón, pasaron a ser declarados como organización ilegal por el gobierno de Maria Estela Martínez de Perón, y finalmente calificados como organización terrorista y desarticulada por la dictadura militar.
Por ello no deja de llamar la atención que el mismo gobierno que los calificó como terroristas y detuvo a los Montoneros decidiera llamarlos de vuelta a Argentina (estaban exiliados cuando estalló la guerra) y utilizarlos para una maniobra clandestina como la “Operación Algeciras”. Como comentaba, su experiencia como buzos y en el manejo de explosivos fue decisiva para ello, ya que el objetivo era minar buques británicos que se encontraban fondeados en Gibraltar haciendo escala para dirigirse a las Malvinas. En el caso de Nicoletti, además, en su época como Montonero había llevado a cabo con éxito diversas acciones similares como la que hizo explotar y causó graves daños en el destructor Santísima Trinidad.
El comando se trasladó a España en abril de 1982. Latorre y Nicoletti lo hicieron vía París donde estuvieron a punto de ser detenidos por las sospechas que sus pasaportes falsos despertaron en las autoridades francesas. Tras pasar por Málaga donde Nicoletti alquiló un coche se reunieron en Madrid con Rosales y “el Marciano”. Allí recogieron los explosivos que eran de origen italiano para evitar que las sospechas del futuro ataque recayeran sobre Argentina y  que habían llegado desde su país por valija diplomática.
En Madrid alquilaron otros dos coches para trasladarse a Algeciras. El viaje con los explosivos no estaba exento de riesgos,  pues España iba a ser sede del Mundial de fútbol ese año y las medidas antiterroristas se habían extremado ante el temor de un atentado de ETA. Sin embargo el comando llegó a Algeciras sin contratiempo, se instalaron en un hotel e iniciaron sus salidas para preparar su acción, con la excusa de realizar fotografías submarinas (lo que justificaría los equipos que portaban).
El repentino e inesperado aumento de las comunicaciones encriptadas entre la embajada argentina en Madrid y Buenos Aires hicieron sospechar a los servicios secretos ingleses de una posible intervención argentina en España. Sin embargo, no tenían claro si existía o no complicidad del gobierno español en esta operación o si España estaba haciendo la vista gorda ante las actividades argentinas. Finalmente, Gran Bretaña decidió alertar a los servicios secretos españoles de la situación.
Pero las formas y los datos que los argentinos facilitaban en las diferentes renovaciones del alquiler de unos de los coches habían levantado sospechas  La empresa de alquiler de coches avisó a la policía que el 31 de mayo detuvo en primer lugar a Rosales y Latorre y posteriormente en el hotel a Nicoletti y “el Marciano”. La “Operación Algeciras” había fracasado.
Según declararon posteriormente los miembros del comando, el trato de las autoridades españolas hacia ellos fue cordial en todo momento e incluso (según ellos) algún policía español llegó a comentar que si llegan a saber que su objetivo era atacar un barco inglés en Gibraltar les hubiesen dejado actuar libremente.
España acababa de ingresar en la OTAN y el gobierno afrontaba una situación interna complicadísima, por lo que no tenía ningún interés en que lo ocurrido con la “Operación Algeciras” trascendiese, así que el mismo día de la detención hizo que los argentinos embarcaran en un avión en Málaga (curiosamente, el avión en el que había viajado a Málaga el presidente del gobierno español Leopoldo Calvo Sotelo) con destino Madrid, de allí a las Islas Canarias y finalmente desde el archipiélago hasta Buenos Aires.
Los detalles de esta historia no fueron conocidos hasta bastante después y todavía quedan algunas incógnitas por desvelar sobre ella. Quien quiera conocer más detalles sobre la guerra de las Malvinas en general y sobre la “Operación Algeciras” en particular puede ver el interesantísimo documental del mismo nombre dirigido por Jesús Mora que ha servido de fuente a esta entrada.

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