Cuando Inglaterra prohibió la Navidad.

Oliver Cromwell, Lord Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda


En algunas entradas del blog hemos hablado del movimiento religioso que llevó a Inglaterra a apartarse de la iglesia de Roma, especialmente en el artículo titulado ¿se convirtió Inglaterra en anglicana de la noche a la mañana?

Una de las tendencias religiosas que más fuerza cobró en Gran Bretaña después del cisma religioso fue el grupo conocido como los puritanos. Especialmente críticos con los excesos de la iglesia católica, los puritanos eran partidarios de un modo de practicar la religión centrado en el ascetismo y alejado de cualquier lujo.

A mediados del siglo XVII los puritanos fueron ganando posiciones en un Parlamento británico cada vez más enfrentado con el rey Carlos I Estuardo, en un proceso que acabaría con la ejecución del monarca en 1649. Pero a los efectos que nos ocupan, el predominio de los puritanos en el Parlamento derivó en una legislación cada vez más anticatólica y que se centró especialmente en prohibir las celebraciones propias de la Navidad, que consideraban excesivamente festivas e impropias de sus creencias religiosas.

El 19 de diciembre de 1643, el Parlamento aprobó una ordenanza en la que se recomendaba a los ciudadanos que durante el período navideño "se comportasen con la más solemne humildad, recordando de ese modo nuestros pecados y los de nuestros antepasados, que con la excusa de recordar la memoria de Cristo habían transformado estas fiestas en un absoluto olvido de Nuestro Señor, dando libertad a los excesos carnales y sensuales”. 

En 1644, esta ordenanza no fue únicamente confirmada, sino que las festividades de Navidad, Pascua y Pentecostés fueron declaradas ilegales. Esta prohibición permaneció en vigor hasta la restauración de la monarquía en 1660 en la persona del hijo del ejecutado Carlos I, Carlos II.

Mucho se ha escrito sobre la responsabilidad de Oliver Cromwell en estas medidas contra la Navidad; debe aclararse que el protectorado de Cromwell comenzó en 1653 y se extendió hasta su muerte en 1658, cuando se dio la paradoja que su hijo Richard Cromwell (al que se dedicó la entrada del enlace en el blog) heredó el cargo de Protector del reino.

 Lo cierto es que las medidas contra la celebración de la Navidad empezaron antes de que Cromwell accediera al poder, pero su influencia en el Parlamento ya era grande en aquellos años y desde luego apoyó estas medidas durante sus años como Protector del reino.

Al igual que la imposición de la religión anglicana no fue aceptada pacíficamente; tenemos que aclarar que en 1643 y 1644 Inglaterra se hallaba dividida por la guerra civil que enfrentaba a las fuerzas parlamentarias dirigidas por Cromwell y las realistas leales a Carlos I. Desde luego, los territorios realistas se negaron a cumplir las ordenanzas del Parlamento que prohibían la celebración de la Navidad. 

Pero incluso en territorios tan leales al Parlamento como Londres se produjeron motines contra estas ordenanzas; ya en 1643, cuando comerciantes puritanos decidieron abrir sus comercios el 25 de diciembre para demostrar que se trataba de un día más, sus tiendas fueron atacadas por grupos de furibundos ciudadanos que consideraron esta medida un ultraje.

Durante los años siguientes, las revueltas contra las disposiciones del Parlamento continuaron, lo que provocó que la causa realista ganara muchos adeptos que probablemente no hubiera obtenido de otra forma. Los peores disturbios llegaron en 1647, cuando en ciudades como Londres, Ipswich, Norwich y especialmente Canterbury, sus ciudadanos desobedecieron las ordenanzas celebrando abiertamente la Navidad y atacando las tiendas que habían abierto sus puertas el 25 de diciembre. 

La derrota de las fuerzas realistas de Carlos I y su ejecución en 1649 con la consiguiente imposición del ejército del Parlamento contribuyó a poner fin a la demostración pública de la celebración de la Navidad, hasta que en 1660 la restauración monárquica puso fin a la legislación contra la misma.




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