Inglaterra 1678: el falso “Complot Papista” para derrocar a Carlos II.

Titus Oates, creador del falso “Complot Papista"


En anteriores entradas del blog hemos tratado el tema de la reacción de los católicos ingleses ante el nacimiento e implantación en el país de la iglesia anglicana (ver las entradas dedicadas a The pilgrimage of grace de 1536 y al Complot de la Pólvora de 1605). Pero en 1678 se descubrió en Inglaterra otro supuesto complot de católicos ingleses que en realidad no fue tal, sino una combinación entre la florida imaginación de un personaje poco recomendable y la complicada situación política que se vivía en el país.

Titus Oates era un clérigo que había sido expulsado de la iglesia anglicana por blasfemar en su parroquia en estado de embriaguez y por un episodio de sodomía en el barco al que fue destinado después. Necesitado de redimir su figura ideó un oscuro y complejo episodio que le convertiría en un héroe por descubrir un complot de un grupo de católicos para derrocar al rey Carlos II Estuardo y sustituirlo por su hermano Jacobo. 

Ambos eran hijos de Carlos I (ejecutado en la revolución de Oliver Cromwell) y Carlos II había subido al trono tras el breve período en que Richard Cromwell había heredado de su padre el cargo de Protector. La madre de Carlos II y Jacobo era la francesa Enriqueta María, que había educado a sus hijos en la religión católica. Carlos había optado por la religión oficial anglicana, pero Jacobo era notoriamente católico. Por ello, la idea de un complot de los papistas (como llamaban despectivamente a los católicos en Inglaterra) para colocarlo en el trono no era descabellada. 

En Inglaterra y más concretamente en Londres eran muy sensibles a cualquier cuestión relacionada con los católicos. El ya citado Complot de la Pólvora, en el que un grupo de católicos estuvo a solo unas horas de volar el Parlamento con el rey Jacobo I y todos los parlamentarios dentro, estaba fresco en la memoria de los londinenses. Ello hizo que se usara a los católicos como chivo expiatorio de episodios como el gran incendio de Londres de 1666 o la crisis económica que tenía a muchos londinenses sin trabajo.

Y aquí es donde entra en juego Titus Oates. Ante un magistrado, y bajo juramento, declaró que se había infiltrado en la sede de los jesuitas en Londres y que allí había tenido conocimiento de la existencia de un complot para asesinar al anglicano rey Carlos II para sustituirlo por su católico hermano Jacobo, lo que iría seguido por un baño de sangre de seguidores de las religiones protestantes del país. El hecho de que el magistrado fuese encontrado muerto poco después fue otro agravio del que se acusó a los católicos.

Carlos II nunca creyó la historia de Oates, pero el Parlamento sí lo hizo y le otorgó una casa y una pensión. Además, Oates tuvo un golpe de suerte cuando se descubrió que una de las personas que citó como cabecillas del complot, Edward Coleman, estaba en conversaciones secretas con los franceses. Muchos londinenses empezaron a salir a la calle armados por si los católicos trataban de regar Londres de sangre protestante.

Carlos II descubrió numerosas contradicciones en la historia de Oates y ordenó su detención, pero fue salvado por el Parlamento; incluso se aprobaron dos leyes prohibiendo a los católicos formar parte de las Cámaras de los Lords y de los Comunes. Cientos de católicos fueron asesinados.

Hubo que esperar hasta 1681 cuando en un proceso judicial contra varios católicos detenidos por el complot se realizaron investigaciones más detalladas que sacaron a la luz la falsedad de toda la historia. Los católicos fueron declarados inocentes, se revocaron condenas de otros católicos (a algunos les sirvió de poco porque ya habían sido ejecutados) y Titus Oates fue encarcelado por perjurio. Fue liberado en 1688.

A pesar de haberse descubierto la falsedad del Complot Papista, la prohibición a los católicos de optar al Parlamento se mantuvo durante muchos años. 


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