Pedro Ferrándiz, el hombre que inventó la canasta más original ... prohibida desde entonces

Corría el año 1962. El Real Madrid, fuerza emergente en el baloncesto europeo, se jugaba su continuidad en la Copa de Europa contra quien sería su rival histórico durante muchos años en esa competición, el Ignis o después Mobilgirigi de Varese del grande y muy odiado por la afición blanca, Dino Meneguin.

En aquel entonces las eliminatorias de la Copa de Europa de baloncesto se decidían en caso de que cada equipo ganara un partido por la diferencia de puntos. Es decir, si perdías un partido por 4 puntos, necesitabas ganar el partido de vuelta por 5.

Así las cosas, el Madrid jugaba en Varese el partido de ida y a falta de dos segundos los italianos consiguieron la canasta que suponía el empate a 80. El Madrid se encontraba en pésimas condiciones físicas y con algunos jugadores eliminados. En tales circunstancias la prórroga (cinco minutos) podía suponer una auténtica masacre para los blancos, dando como resultado una diferencia de puntos brutal en favor de los italianos. En ese momento, el mítico entrenador del Real Madrid Pedro Ferrándiz pidió un tiempo muerto y ordenó una jugada, para mí la más genial (aunque de dudosa deportividad) de la historia del baloncesto.  Lluis pasó la bola al recién entrado en el campo Lorenzo Alocén , quien ante la sorpresa general anotó dos puntos....... en su propia canasta. No había tiempo para más. El partido no se iba a la prórroga, y el Madrid disponía de cuarenta minutos en su casa para remontar una diferencia de dos puntos, seguramente muy inferior a la que los de Varese hubieran obtenido en la prórroga.

En el partido de vuelta el Madrid ganó por 18 puntos y eliminó al Ignis, pero la mayor consecuencia de esta historia es que a raíz de la misma la FIBA modificó sus normas estableciendo que quedaba prohibido anotar de manera voluntaria en la propia canasta. 

Sígueme en twitter @FdezLisDaniel


Comentarios

Entradas populares de este blog

¿De dónde viene la expresión «negar el pan y la sal»?

¿Jugaban los sajones al fútbol con cabezas de daneses decapitados?

Nuevo libro de Daniel Fernández de Lis: De Covadonga a Tamarón